¿Que tal lo llevas?
Me viene a la cabeza un viejo radiocasete, de esos que usábamos para grabar nuestras canciones favoritas en una cinta. Le ponías un trozo de papel y celo en los cuadraditos para borrar lo anterior y volver a grabar, una y otra vez. Era un proceso sencillo, pero lleno de ilusión.
Empezar el año nuevo puede parecerse un poco a eso: un reset, una oportunidad para grabar algo distinto sobre lo que ya está ahí. Pero mantener esa ilusión a lo largo del tiempo no siempre es fácil. Es complicado lograr ese equilibrio, esa línea estable que nos mantiene motivados.Cuando llega el final del año, muchas veces ya desde noviembre, empiezas a reflexionar: ¿He cumplido las expectativas? ¿Qué pasó con los objetivos que me propuse? Esa lista famosa, que antes escribíamos en papel y ahora hacemos mentalmente, sigue rondándonos. Sin embargo, con el tiempo aprendes que es mejor marcarse metas realistas.
Se acabaron las fiestas…
Sea lo que sea que nos planteemos, es normal sentir emociones revueltas tras las fiestas. Quizá las Navidades te resultan emocionantes o, por el contrario, un trámite que preferirías pasar rápido para volver a la rutina. Ambas cosas son válidas.
¿Y como lo podemos hacer?
Plantearse objetivos nos motiva y da dirección, pero debemos enfocarlos de manera que nos inspiren, convirtiéndolos en oportunidades para explorar y disfrutar el proceso, como aprender a cocinar o probar nuevas recetas. Hay diferentes caminos para alcanzar una meta, pero mantener la voluntad es clave.
En lugar de repetir los mismos propósitos cada año, apaga la televisión, pon el móvil en modo avión y reflexiona: ¿qué quieres, por qué lo quieres y si realmente te hará feliz? Dedica tiempo a pensar, desconecta y escribe tus metas desde lo que realmente importa.
Si no consigues, te puedo ayudar.